Preparamos té de muchas maneras, pero este antiguo ritual se extiende más allá de las culturas.
El té es una cultura en sí mismo, el té es un vínculo, es profundamente nutritivo y socialmente saludable. Pero esta fuente de bienestar es mucho más que una mezcla de agua y hojas.
La economía del té contribuye a erradicar la pobreza, siendo el sustento de millones de agricultores que producen más del 60% del té del mundo, desde Egipto a China, Afganistán a Srilanka y Vietnam.
El té es una forma de vida que tiene el poder de transformar a medida que renovamos nuestra compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible.